En las entradas anteriores planteabamos la necesidad humana de ser felices analizando esta necesidad humana desde diversas perspectivas. Después de ese análisis, todo pareciera indicar que no sabemos siquiera lo que ser feliz significa, quizá porque para cada uno el término "felicidad" es distinto, pero también quizá porque nuestro enfoque occidental, es siempre el de buscar la felicidad en lo externo, en las cosas que nos pasan, en los bienes materiales, en las personas con las que convivimos.
La paradoja de este enfoque pareciera indicarnos (según observamos los avances tecnológicos que facilitan nuestra vida, el aumento de nuestra expectativa de vida y nuestra salud, el aumento de los estímulos de todo tipo a los que estamos expuestos), que en ésta época en particular, tenemos todo lo que necesitamos para ser felices, sin embargo no lo somos, y quizá nuestro vacío existencial y nuestra infelicidad óntológica son aún más profundos que en épocas anteriores.
Quizá esto nos puede ahora llevar a analizar la felicidad desde la perspectiva interna, es decir verla, no como algo que conseguimos, sino que generamos dentro de nuestro ser y lo irradiamos al exterior.
Vicktor Frankl, en "El Hombre en busca de Sentido" menciona que: "la felicidad no puede conseguirse, por el contrario, debe seguirse...como si fuese el efecto secundario, no intencionado de la dedicación personal a algo mayor que uno mismo".
Lo anteior implica que la felicidad es algo que obtenemos de la dedicación a un fin, a una meta o un Sentido. Lo problemático de este enfoque es que no cualquier fin o meta o sentido alcanza para obtener la felicidad, pues como dice Vicktor Frankl, debe ser algo mayor que uno mismo.
Por ejemplificar, si mi fin es adelgazar, quizá pueda conseguirlo o quizá no, depende de mi fuerza de voluntad, disciplina, cosntancia, pero verme delgada no bastará para hacerme feliz. Podrá si, hacerme sentir satisfecha por mi esfuerzo unos cuantos días, pero no me hará una persona feliz para toda mi vida.
Si mi fin es demasiado pequeño, constreñido a mi, como en el caso anterior, no me alcanza para ser feliz, tengo que pensar en algo más grande, superior a mi mismo ¿Qué fin nos alcanza entonces para ser felices?