viernes, 21 de febrero de 2014

Enfrentar los miedos



Al inicio de un nuevo año, la mayoría de nosotros tenemos en mente deseos, sueños y proyectos con los cuales deseamos colorear el lienzo en blanco del ciclo que tenemos delante, sin embargo mientras vamos internándonos en él, vamos desprendiéndonos de muchos de ellos sin haberlos realizado, quedándonos al final con muy poco hecho y mucho por realizar.

Quizá podamos nombrar muchas causas para no realizar nuestros sueños. Podemos decir que no contamos los recursos necesarios, o que no tenemos los conocimientos suficientes o la experiencia suficiente, en fin, pretextos podemos invitar muchos, pero tras todos ellos habita solamente una razón: MIEDO. Así, nombrado con mayúsculas, pues es el causante de todas  nuestras limitaciones y de lo que consideramos fracaso.

Todos cargamos con miedos, lo aceptemos o no. Así que dime ¿Cuáles son tus miedos?

Pueden ser mayores o menores, su tamaño realmente no importa al momento de enfrentarlos, pero algo si te garantizo sobre ellos: todos son limitantes en mayor o menor medida.

Te contaré algunos de los míos, tal vez sean semejantes a los tuyos o tal vez te hagan reír por lo irracionales. Pues sí, otra característica de los miedos es que, en su mayoría, son irracionales.

Uno de mis miedos o fobias más grandes es a los insectos rastreros, ya sabes las arañas, cucarachas, alacranes, etc. Verlos me hace gritar automáticamente y si alguien me pide que los mate, sencillamente no puedo hacerlo. No recuerdo cómo adquirí ese miedo sólo sé que es muy real y no he podido sobreponerme a ello. Aprovecho de paso para decirte que otra de las características del miedo es que es aprendido, no es algo con lo cual hayamos nacido ya.

Realmente mi miedo a los insectos lo puedo considerar menor porque no me impide realizar mis actividades cotidianas, ni me impide disfrutar de mi vida la mayor parte del tiempo, pero si viviera en el campo o en un lugar más cálido donde los bichos se reproducen con mayor facilidad ese miedo realmente me causaría problemas.

Eso me lleva a hablar de otra de las características del miedo, su posibilidad real de arruinarnos la vida. Y eso me hace recordar otro de mis miedos: el miedo a sufrir. Hace ya algunos años alguien, de cuyo nombre no quiero acordarme, me rompió el corazón por vez primera. Fue tan terrible la sensación experimentada y el desánimo que me causó que desee no volver a experimentarla jamás. Eso me llevó a no permitirme entablar una nueva relación de pareja hasta mucho tiempo después. Al menos hasta cuando entendí que si continuaba protegiéndome del miedo a sufrir, sufriría por estar solo. Ese otro miedo, el miedo a la soledad, curiosamente, me hizo liberarme del anterior. Lo que implica que lo único bueno que tienen los miedos es que podemos sobreponernos a ellos.

Lo cierto en todo esto  es que hay muchas clases de miedos, quizá tantos como personas hay en el planeta. También es cierto que a veces ni siquiera nos damos cuenta de que sentimos miedo, pensamos que no es miedo sólo precaución. Y desde luego, tampoco nos damos cuenta de lo que perdemos al dejar de experimentar eso a lo que tememos.

También es cierto que si uno desea vivir una vida sana, productiva y plena lo único que puede hacer con sus miedos es enfrentarlos, atreverse a experimentar aquello de lo que se ha privado y regresar de la experiencia con la satisfacción de haber conseguido sobreponerse a la ilusión del miedo.

Claro que, en ocasiones, enfrentar los miedos  no es tan sencillo como simplemente decidir enfrentarlos, quizá primero debamos aceptar que los tenemos, luego encontrar las causas por las que los tenemos y entenderlas. Por último, debemos decidir si preferimos seguir limitando nuestras vidas por algo que no es real o preferimos enfrentarnos a ello y superarlo.  

Para reflexionar en lo que perdemos con el miedo te regalo los 7 miedos de Inma Capó, directora y coordinadora de The international institute of NLP, quizá ello te impulse a perder el miedo:

“A partir de ahora y para que no se aburra más con sus viejos miedos, que ya huelen a rancio los pobres, le sugiero practique varias veces al día estos miedos nuevos:
1) El primer miedo y más importante que hay que tener: miedo a no hacer todo aquello de lo que somos capaces.
2) Miedo a la horrible sensación que debe producir el arrepentimiento por lo que no se ha  hecho y por lo que no se ha sido, cuando tenemos todo el potencial divino dentro de nosotros mismos.
3) Miedo a no usar nuestros infinitos recursos, sino nuestras infinitas excusas.
4) Miedo a vivir como víctimas de condicionantes externos, con los que no hemos nacido.
5) Miedo a abandonar nuestros sueños porque algún envidioso nos dijo que soñar era de locos.
6) Miedo a escuchar opiniones ajenas en lugar de escuchar nuestras propias respuestas internas.
7) Miedo a dejar de ser nosotros mismos para ser lo que los demás quieren que seamos, porque si vivimos así, en verdad hemos perdido el norte de nuestra vida".
“No mueras con la terrible sensación de que tus miedos fueron más fuertes que tus sueños”


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