miércoles, 25 de septiembre de 2013

Los Apegos



“Nuestros problemas se deben a un apego apasionado a las cosas y a deseo que nunca se satisfacen por completo, entonces generan aún más angustia. Percibimos a las cosas como entidades permanentes. En el empeño de conseguir estos objetos de nuestro deseo, empleamos la agresión y la competencia como herramientas supuestamente eficaces, y nos destruimos cada vez más en el proceso..”      Dalai Lama




Nuestro sufrimiento proviene de un mal manejo de lo que denominamos apegos. Quizá te preguntes ¿Qué son los apegos? Se pueden definir como esa vinculación afectiva intensa a las cosas, las creencias, las personas etc. Es decir, una obsesión por algo o por alguien que te impide disfrutar  de las cosas por miedo a perderlas. Regularmente esos apegos condicionan nuestro actuar y nos impiden vivir con verdadera libertad y conciencia.

A veces, distinguir esos apegos es difícil, pues provienen de creencias que llevamos muy arraigadas y que pueden ser incluso socialmente aceptadas. Sin embargo se vuelven conflictivas cuando, sin percatarnos, empiezan a gobernar nuestra vida impidiéndonos disfrutarla.

En nuestra sociedad occidental, según Wayne Dyer, existen siete categorías principales de apegos, a saber: A las cosas, las personas, al pasado, al cuerpo, las ideas, al dinero, y al triunfo. Y en mayor o menor medida, todos padecemos una o varias categorías de apegos, aún cuando no lo sepamos.

Todos entramos en contacto con todas estas cosas, personas o creencias y forman parte integral de nuestras vidas cotidianas, es más, podríamos afirmar que estar en contacto con ellas, es de lo que se trata la vida en realidad. Sin embargo, no es lo mismo estar en contacto con ellas y necesitarlas para vivir que estar apegado a ellas. ¿Cuál es la diferencia te preguntarás? La diferencia principal es una: La dependencia, o su contraparte, la independencia de ellas.

Te lo explico: No es lo mismo utilizar las cosas para darnos satisfacción, que pensar que las cosas nos dan valor como personas. Tampoco es lo mismo amar a una persona, que pensar que, tu vida depende de que ella te corresponda en el sentimiento y este a tu lado siempre. No es lo mismo valorar las tradiciones y recuerdos, que vivir sólo pensando en ellos y pretendiendo que las cosas nunca cambien. Tampoco es lo mismo cuidar de nuestro cuerpo para que se encuentre saludable, que obsesionarme con estar a la moda, en un peso X, o entristecerme porque la belleza corporal y la juventud se acaban con el tiempo. No es lo mismo creer una determinada cosa que pretender que todos los que no creen lo mismo están equivocados y tratar de erradicar su equivocación a todo precio. Tampoco es lo mismo saber que en una sociedad capitalista requiero del dinero para hacer transacciones que pretender que éste puede comprar todo o que aquél que no lo posee no vale nada. Por último, no es lo mismo pretender ganar a toda costa, incluso dañando a otros, que amar lo que se hace y hacerlo con júbilo y tesón obteniendo satisfacción del éxito, sin competir por él.

Como puedes ver, la diferencia entre la dependencia y la independencia de las cosas es muy sutil, y a veces, difícil de identificar en nosotros mismos. Es más fácil, como dice el dicho popular, ver la paja en el ojo ajeno que adivinarla en el nuestro. Nos percatamos fácilmente de las obsesiones de los demás y decimos aquel es un materialista, este otro es un acosador, aquel otro es un bulímico, el de más allá un fanático religioso, etc.  Pero difícilmente nos percatamos de nuestros propios apegos y a la larga el no distinguirlos y trabajarlos nos hará sufrir.

Una forma muy sencilla de descubrir tus apegos es pregúntate ¿qué pasaría si en este momento todas esas cosas, personas o creencias que conforman tu vida desaparecieran de tajo? ¿qué sentirías?¿podrías seguir existiendo sin ellas? Sí el sólo pensarlo te hizo sufrir y tu respuesta es que tu vida terminaría si pierdes eso, o que no sabrías como seguir viviendo sin eso, significa que sientes apego  y que tarde o temprano sufrirás por ello.

Con la finalidad de ir trabajando los apegos y entenderlos, reflexionemos en la vida misma, todos sabemos que nada de lo que creamos para esta vida nos acompaña al salir de ella. No nos llevamos nada al morir ¿para qué sirve entonces obsesionarnos con ello si al final tendremos que abandonarlo todo?

Lo importante es saber que todo en esta vida es impermanente y que nuestro valor no depende de las cosas, personas o creencias que poseamos, nuestro valor depende solamente de lo que somos. Mientras más nos aferramos a algo, más sufrimos cuando desaparece. Mientras más independiente somos de todo, más podemos disfrutarlo.

Concluyo con una parábola: No puedes apresar el agua del río entre tus manos, pero puedes disfrutar de su frescor en ellas mientras corre. De igual forma, debes dejar que todo lo que entra en tu vida cumpla su propósito y te proporcione disfrute, hasta en tanto su fluir lo determine, dejándolo entonces partir libremente.

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