En las entradas anteriores planteabamos la necesidad humana de ser felices analizando esta necesidad humana desde diversas perspectivas. Después de ese análisis, todo pareciera indicar que no sabemos siquiera lo que ser feliz significa, quizá porque para cada uno el término "felicidad" es distinto, pero también quizá porque nuestro enfoque occidental, es siempre el de buscar la felicidad en lo externo, en las cosas que nos pasan, en los bienes materiales, en las personas con las que convivimos.
La paradoja de este enfoque pareciera indicarnos (según observamos los avances tecnológicos que facilitan nuestra vida, el aumento de nuestra expectativa de vida y nuestra salud, el aumento de los estímulos de todo tipo a los que estamos expuestos), que en ésta época en particular, tenemos todo lo que necesitamos para ser felices, sin embargo no lo somos, y quizá nuestro vacío existencial y nuestra infelicidad óntológica son aún más profundos que en épocas anteriores.
Quizá esto nos puede ahora llevar a analizar la felicidad desde la perspectiva interna, es decir verla, no como algo que conseguimos, sino que generamos dentro de nuestro ser y lo irradiamos al exterior.
Vicktor Frankl, en "El Hombre en busca de Sentido" menciona que: "la felicidad no puede conseguirse, por el contrario, debe seguirse...como si fuese el efecto secundario, no intencionado de la dedicación personal a algo mayor que uno mismo".
Lo anteior implica que la felicidad es algo que obtenemos de la dedicación a un fin, a una meta o un Sentido. Lo problemático de este enfoque es que no cualquier fin o meta o sentido alcanza para obtener la felicidad, pues como dice Vicktor Frankl, debe ser algo mayor que uno mismo.
Por ejemplificar, si mi fin es adelgazar, quizá pueda conseguirlo o quizá no, depende de mi fuerza de voluntad, disciplina, cosntancia, pero verme delgada no bastará para hacerme feliz. Podrá si, hacerme sentir satisfecha por mi esfuerzo unos cuantos días, pero no me hará una persona feliz para toda mi vida.
Si mi fin es demasiado pequeño, constreñido a mi, como en el caso anterior, no me alcanza para ser feliz, tengo que pensar en algo más grande, superior a mi mismo ¿Qué fin nos alcanza entonces para ser felices?
Para ser realmente Humano se requiere verse a sí mismo y también ver al otro. Pero sobre todo se requiere verse a sí mismo en el otro. Porque sólo así renonocemos nuestra verdadra humanidad. ¿Que tan humanos somos?
miércoles, 1 de septiembre de 2010
jueves, 17 de junio de 2010
¿Eres Feliz?
Retomando la entrada anterior…si la felicidad es una actitud ante la vida, entonces como bien se dijo: cómo le hace uno para lograrlo. Porque si es una decisión, tal parece que no todos decidimos ser felices. ..o tal vez, más bien decidir ser felices no es tan simple como parece. Porque decidir ser felices implica todo un mundo de cosas, implica que lo que pase en tu día a día, y aunque al finalizar el balance no sea muy positivo, aún así decidas ser feliz; implica superar aprendizajes, programaciones, creencias y demás que te llevan a ver las cosas negras o de un gris muy muy obscuro; implica que aunque te pasen cosas malas, logres levantarte después de las caídas y ¿cambiar tu situación a una más satisfactoria? Pongo lo último entre signos de interrogación, porque si estamos planteando que ser felices es una decisión, entonces qué tanto tiene que ver el que puedas o no cambiar las cosas hacia circunstancias más satisfactorias o no. Y todo lo anterior van desde cosas muy pequeñas y cotidianas, hasta las muy complejas y enormes. ¿Cómo decidir ser felices? ¿cómo quitarle poder al mundo que te rodea y tomar las riendas de tu vida? ¿Cómo a pesar de que ese día te llueva, tu pareja te mande a la chingada, tu trabajo sea una mierda, y que para rematar llegue un perro y te…(ya conoces el típico cliché del remate de un pésimo día con el perro), decidas SER FELIZ? Recuerdo que hace muchos años cuando estaba estudiando la carrera, hice una pequeña encuesta la cual constaba de una sola pregunta: ¿consideras que eres feliz? No me pregunten el rigor estadístico, ni el por qué lo hice, ni si tenía que ver con alguna materia, porque mi memoria no da para tanto, pero recuerdo que la hice y que hubo una contundente mayoría que me respondió que si. Si aplicara nuevamente esta encuesta ¿resultaría lo mismo? ¿Influye la época en la que estamos viviendo? ¿los problemas que cotidianamente vivimos, escuchamos, observamos, etc. meterán mano al resultado? ¿han cambiando mucho las cosas desde ese entonces hasta ahora? Me pregunto a mi misma si soy feliz. En ese entonces recuerdo que me hice la misma pregunta y que mi respuesta fue afirmativa. Y recuerdo que la mayoría de las razones que me compartieron del por qué eran felices, eran muy semejantes a las mías, y que en conclusión era mas bien una cuestión de actitud. ¿Será que en ese entonces la vida era más “fácil” y que por lo tanto no requería de tanto esfuerzo decidir ser feliz? Ahora no sé qué responder. No sé si soy feliz. ¿El no saberlo será alguna pista de la respuesta? Hay partes muy confusas en mi vida y siento que mucho de mi felicidad depende de la felicidad de los que quiero. Lo que si sé es que, por ejemplo, si siento su paz y la escucho reír…si veo la energía fluir en sus ojos ante un descubrimiento…en ese momento soy muy feliz.
jueves, 20 de mayo de 2010
EN BUSCA DE LA FELICIDAD
La entrada pasada mencionábamos que uno de los activadores del hombre a lo largo de su vida, es la búsqueda de La felicidad, es el mayor, sino el único, motivador de nuestra existencia y se mencionaba también que cada uno definimos y experimentamos la felicidad de muy diversas formas, pero que todos buscamos en ella una satisfacción más o menos duradera.
Esa exposición me hizo preguntarme qué es la felicidad y si realmente para cada uno debe ser algo distinto o si existen motivos en común que nos proporcionan felicidad. Así que esta entrada tendrá como finalidad buscar respuesta a esas tres interrogantes.
En primer lugar el diccionario define la felicidad como el estado de ánimo que se complace en la posesión de un bien, satisfacción, placer, contento, buena suerte. Reflexionando en estas definiciones pensé en si realmente poseer algún objeto o bien nos proporciona felicidad y quizá poseerlo si nos proporcione algún contento por un tiempo, pero ¿Qué pasa con el resto de la vida? tampoco poseer aquello que nos da placer o contento por un momento puede darnos felicidad de por vida. Y un acto de buena suerte, quizá nos produzca un sentimiento de satisfacción en el momento pero ¿Cuánto durará este sentimiento?
Jorge Bucay dice que existen tres posiciones sobre la felicidad: Aquellos que creen que no existe, aquellos que creen que es una acumulación de momentos felices y Aquellos que piensan que es una actitud ante la vida.
Tomando en consideración ese punto de vista, para los primeros parecería entonces no existir un estado de satisfacción o contento en nada, pero me pregunto, si no existe ninguna satisfacción en la vida ¿tendrá sentido vivir? ¿Para que existe el ser humano entonces? Plantados en esta existencia como estamos, quizá lo lógico será encontrar algún sentido a la existencia, así que quizá ese punto de vista que niega nuestra existencia no sea materia de análisis en esta ocasión.
Vayamos pues a la segunda opción, si muchos de nosotros pensamos que la acumulación de momentos felices es la felicidad, entonces entre mayor sea la posesión de cosas o personas, o la buena suerte experimentada en un momento azarísticamente correcto, mayor será nuestra felicidad. Pero ¿cuánto podemos acumular a lo largo de nuestra existencia? ¿Será eso lo único que podemos esperar de la vida como felicidad?
Pensando en esas dos nuevas interrogantes, entonces, concluí que entre más de esos momentos de satisfacción por los bienes que poseemos y acumulamos, pues significaría ser más felices, pero observando a mi alrededor sentí que no era así. Conozco varias personas que son afortunadas pues tienen todo lo que podrían desear, o lo que la mayoría podemos desear, como casa, coche, ropa de marca, negocios, una familia, hijos, comida en demasía, estudios, y muchos etcéteras. Pero, al observarlos me doy cuenta de que no son felices todo el tiempo por poseer esas cosas, quizá muestran cierto contento cuando acumulan alguna posesión más, pero no son más felices, al menos no más felices que otros que no tienen todo lo que ellos poseen. Su mirada refleja enojo, frustración, miedo a perder lo que tienen.
Por otro lado he observado a personas que poseen menos bienes materiales, que incluso han pasado hambre en ocasiones y su proceder y sus acciones reflejan más contento, mas satisfacción que la de aquellos que tienen de sobra. Entonces ¿La felicidad recaerá simplemente en la posesión de bienes o en otra cosa? Por lo observado podría parecer que la felicidad entonces no depende de la acumulación de cosas materiales como dice el diccionario ¿entonces qué es, en qué radica, existe?
Bueno, si la felicidad no viene de acumular cosas, tal vez provenga de acumular relaciones, es decir no bienes materiales sino bienes emocionales o espirituales. Entonces tener familia, amigos, pareja, vecinos, etcétera pues nos daría felicidad. Pero si buscamos en nuestro entorno, vemos que la mayoría de las personas que tienen esas relaciones, tienen conflictos en ellas, incluso hay quienes renuncian a tenerlas y se separan porque no soportan estar con esas personas ya sea padres, pareja, amigos o lo que sea. Y hay otros que aunque no se separan son totalmente infelices dentro de esas relaciones. Entonces sigo preguntándome ¿Dónde está la felicidad, existe?
Tal vez entonces, la felicidad se encuentre en la realización personal, en el trabajo, la actividad profesional, el prestigio de hacer algo, cualquier cosa que sea lo que hagamos. Nuevamente vuelvo a analizar mi entorno y descubro que tampoco allí se encuentra la felicidad, la mayoría de los mortales desempeñamos trabajos que no nos agradan y no nos satisfacen. Tal vez aquellos que hacen lo que les gusta hacer experimentan cierta satisfacción, pero ¿Por qué eso no es posible para todos? ¿Por qué la mayoría no está satisfecha con lo que hace?
Si ni los bienes materiales, ni las relaciones personales, ni el quehacer humano nos proporcionan un estado de ánimo de complacencia, que nos puede hacer sentir ese estado ¿es posible conseguir ese estado? ¿es posible mantenerlo por muchos momentos o por toda la vida?¿Nos tendremos que conformar con ser felices a ratos y ser infelices por etapas largas?
Tal vez el tercer grupo que menciona Bucay nos dé la respuesta a si la felicidad existe y cómo la conseguimos y cómo la disfrutamos por más tiempo. Si la felicidad es una actitud ante la vida, entonces no necesitamos de nada exterior para que nos proporcione felicidad, es decir no dependerá de tener cosas, relaciones o trabajo, simplemente dependerá de cómo yo manejo las cosas y si yo quiero sentirme bien ante ellas o no. Eso suena muy bien, pero si así de simple es la felicidad ¿Por qué entonces hay tanta gente infeliz, si es una elección propia, lo lógico es que a todos nos gustara estar satisfechos con las situaciones de nuestra vida o no?¿Por qué no es así?
Descubrir esas interrogantes quizá pueda ser la siguiente entrada de este blog
Esa exposición me hizo preguntarme qué es la felicidad y si realmente para cada uno debe ser algo distinto o si existen motivos en común que nos proporcionan felicidad. Así que esta entrada tendrá como finalidad buscar respuesta a esas tres interrogantes.
En primer lugar el diccionario define la felicidad como el estado de ánimo que se complace en la posesión de un bien, satisfacción, placer, contento, buena suerte. Reflexionando en estas definiciones pensé en si realmente poseer algún objeto o bien nos proporciona felicidad y quizá poseerlo si nos proporcione algún contento por un tiempo, pero ¿Qué pasa con el resto de la vida? tampoco poseer aquello que nos da placer o contento por un momento puede darnos felicidad de por vida. Y un acto de buena suerte, quizá nos produzca un sentimiento de satisfacción en el momento pero ¿Cuánto durará este sentimiento?
Jorge Bucay dice que existen tres posiciones sobre la felicidad: Aquellos que creen que no existe, aquellos que creen que es una acumulación de momentos felices y Aquellos que piensan que es una actitud ante la vida.
Tomando en consideración ese punto de vista, para los primeros parecería entonces no existir un estado de satisfacción o contento en nada, pero me pregunto, si no existe ninguna satisfacción en la vida ¿tendrá sentido vivir? ¿Para que existe el ser humano entonces? Plantados en esta existencia como estamos, quizá lo lógico será encontrar algún sentido a la existencia, así que quizá ese punto de vista que niega nuestra existencia no sea materia de análisis en esta ocasión.
Vayamos pues a la segunda opción, si muchos de nosotros pensamos que la acumulación de momentos felices es la felicidad, entonces entre mayor sea la posesión de cosas o personas, o la buena suerte experimentada en un momento azarísticamente correcto, mayor será nuestra felicidad. Pero ¿cuánto podemos acumular a lo largo de nuestra existencia? ¿Será eso lo único que podemos esperar de la vida como felicidad?
Pensando en esas dos nuevas interrogantes, entonces, concluí que entre más de esos momentos de satisfacción por los bienes que poseemos y acumulamos, pues significaría ser más felices, pero observando a mi alrededor sentí que no era así. Conozco varias personas que son afortunadas pues tienen todo lo que podrían desear, o lo que la mayoría podemos desear, como casa, coche, ropa de marca, negocios, una familia, hijos, comida en demasía, estudios, y muchos etcéteras. Pero, al observarlos me doy cuenta de que no son felices todo el tiempo por poseer esas cosas, quizá muestran cierto contento cuando acumulan alguna posesión más, pero no son más felices, al menos no más felices que otros que no tienen todo lo que ellos poseen. Su mirada refleja enojo, frustración, miedo a perder lo que tienen.
Por otro lado he observado a personas que poseen menos bienes materiales, que incluso han pasado hambre en ocasiones y su proceder y sus acciones reflejan más contento, mas satisfacción que la de aquellos que tienen de sobra. Entonces ¿La felicidad recaerá simplemente en la posesión de bienes o en otra cosa? Por lo observado podría parecer que la felicidad entonces no depende de la acumulación de cosas materiales como dice el diccionario ¿entonces qué es, en qué radica, existe?
Bueno, si la felicidad no viene de acumular cosas, tal vez provenga de acumular relaciones, es decir no bienes materiales sino bienes emocionales o espirituales. Entonces tener familia, amigos, pareja, vecinos, etcétera pues nos daría felicidad. Pero si buscamos en nuestro entorno, vemos que la mayoría de las personas que tienen esas relaciones, tienen conflictos en ellas, incluso hay quienes renuncian a tenerlas y se separan porque no soportan estar con esas personas ya sea padres, pareja, amigos o lo que sea. Y hay otros que aunque no se separan son totalmente infelices dentro de esas relaciones. Entonces sigo preguntándome ¿Dónde está la felicidad, existe?
Tal vez entonces, la felicidad se encuentre en la realización personal, en el trabajo, la actividad profesional, el prestigio de hacer algo, cualquier cosa que sea lo que hagamos. Nuevamente vuelvo a analizar mi entorno y descubro que tampoco allí se encuentra la felicidad, la mayoría de los mortales desempeñamos trabajos que no nos agradan y no nos satisfacen. Tal vez aquellos que hacen lo que les gusta hacer experimentan cierta satisfacción, pero ¿Por qué eso no es posible para todos? ¿Por qué la mayoría no está satisfecha con lo que hace?
Si ni los bienes materiales, ni las relaciones personales, ni el quehacer humano nos proporcionan un estado de ánimo de complacencia, que nos puede hacer sentir ese estado ¿es posible conseguir ese estado? ¿es posible mantenerlo por muchos momentos o por toda la vida?¿Nos tendremos que conformar con ser felices a ratos y ser infelices por etapas largas?
Tal vez el tercer grupo que menciona Bucay nos dé la respuesta a si la felicidad existe y cómo la conseguimos y cómo la disfrutamos por más tiempo. Si la felicidad es una actitud ante la vida, entonces no necesitamos de nada exterior para que nos proporcione felicidad, es decir no dependerá de tener cosas, relaciones o trabajo, simplemente dependerá de cómo yo manejo las cosas y si yo quiero sentirme bien ante ellas o no. Eso suena muy bien, pero si así de simple es la felicidad ¿Por qué entonces hay tanta gente infeliz, si es una elección propia, lo lógico es que a todos nos gustara estar satisfechos con las situaciones de nuestra vida o no?¿Por qué no es así?
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jueves, 29 de abril de 2010
¿Qué nos hace humanos?
¿Qué nos hace humanos? Qué difícil pregunta porque aunque hay muchas respuestas supuestamente lógicas y de uso común, que siempre van relacionadas a aquello que nos distingue de los animales, me da la impresión que no son muy ciertas. Como por ejemplo en alguna época decía que una gran diferencia con los animales, es que el hombre usa herramientas; ahora se sabe que hay animales que también lo hacen. También se ha dicho que los sentimientos ¿será? Tal vez, pero hay animales que muestran algo muy semejante, aunque hay expertos que comentan que son conductas que no necesariamente significan que el animalito en cuestión tenga sentimientos; pero si te ha tocado tener una mascota que se “alegra” cuando te ve, o que percibe cuando estás triste y busca la manera de alegrarte, creo que también pondrías en duda esto.
En fin, total que yo opino que no es una tarea nada sencilla definir aquello que nos hace humanos. Y creo que la única manera en que puedo intentar descubrirlo, es a través de buscar en mi aquello que me hace humana. Así que inicio.
Últimamente me ha dado vueltas en la cabeza, pensando en este tema, que tal vez esto de ser humanos va mucho por el lado de esa búsqueda de la felicidad. Aquí la cosa esta en, primero: definir qué es eso que llamamos felicidad (y me late que de persona a persona puede tener sus variaciones), y segundo: cómo intentamos encontrarla, construirla, atraparla o lo que sea que se puede hacer con ella. En este segundo punto, es donde puede entrar la gran diversidad de seres humanos que somos, porque cada quien tiene su “estilo”, su “método”, su “approach”. Unos a través del rollo laboral, de tener éxito, de lograr objetivos, metas, de ir subiendo de puesto, de ir ganando más clientes, de lograr ser todo un chingón en su profesión. Otros, más bien se enfocan en la cuestión de la familia, de las relaciones, de los amigos, de las conquistas amorosas. Unos más la buscan en la religión, en ese ser supremo y divino. Para unos es a través del disfrute, del fluir, de evitar sufrimientos; otros, es al contrario, a través del esfuerzo, del trabajo, logrando satisfacción lo que a su vez lo traducen en felicidad. Total que formas hay como humanos somos, y somos retehartos.
Yo, yo no sé cómo busco la felicidad. De hecho, no sabría definirla. Es más, me pregunto de si verdad tengo toda mi voluntad puesta en ello. Lo que me lleva a otra reflexión y tal vez corrección de lo dicho arriba: lo humano no es la búsqueda de la felicidad, entendiéndose con ello el poner todos tus recursos, voluntad, esfuerzo y demás. Sino más bien es el la disque búsqueda de la felicidad, pero como no sabemos bien qué es, ni cómo se come, ni cómo funciona, en realidad lo humano son los intentos que hacemos por acercarnos a ella.
En fin, total que yo opino que no es una tarea nada sencilla definir aquello que nos hace humanos. Y creo que la única manera en que puedo intentar descubrirlo, es a través de buscar en mi aquello que me hace humana. Así que inicio.
Últimamente me ha dado vueltas en la cabeza, pensando en este tema, que tal vez esto de ser humanos va mucho por el lado de esa búsqueda de la felicidad. Aquí la cosa esta en, primero: definir qué es eso que llamamos felicidad (y me late que de persona a persona puede tener sus variaciones), y segundo: cómo intentamos encontrarla, construirla, atraparla o lo que sea que se puede hacer con ella. En este segundo punto, es donde puede entrar la gran diversidad de seres humanos que somos, porque cada quien tiene su “estilo”, su “método”, su “approach”. Unos a través del rollo laboral, de tener éxito, de lograr objetivos, metas, de ir subiendo de puesto, de ir ganando más clientes, de lograr ser todo un chingón en su profesión. Otros, más bien se enfocan en la cuestión de la familia, de las relaciones, de los amigos, de las conquistas amorosas. Unos más la buscan en la religión, en ese ser supremo y divino. Para unos es a través del disfrute, del fluir, de evitar sufrimientos; otros, es al contrario, a través del esfuerzo, del trabajo, logrando satisfacción lo que a su vez lo traducen en felicidad. Total que formas hay como humanos somos, y somos retehartos.
Yo, yo no sé cómo busco la felicidad. De hecho, no sabría definirla. Es más, me pregunto de si verdad tengo toda mi voluntad puesta en ello. Lo que me lleva a otra reflexión y tal vez corrección de lo dicho arriba: lo humano no es la búsqueda de la felicidad, entendiéndose con ello el poner todos tus recursos, voluntad, esfuerzo y demás. Sino más bien es el la disque búsqueda de la felicidad, pero como no sabemos bien qué es, ni cómo se come, ni cómo funciona, en realidad lo humano son los intentos que hacemos por acercarnos a ella.
jueves, 22 de abril de 2010
La Aldea Global
Para empezar nuestro análisis sería conveniente poner en perspectiva los resultados que arroja nuestra sociedad actual y bajo cuyo yugo nos encontramos todos los individuos en este siglo XXI.
Y para conseguirlo, reflexionemos sobre un reporte muy comentado ya: “state of the village report” o también conocido como la aldea global de cien personas. En el cual, de forma simple y dispuesta para la comprensión de todos, nos muestra como estaría el mundo si fuera una aldea habitada por 100 personas, pues a veces nos resulta difícil la comprensión cuando nos hablan de millones en las estadísticas normales.
Si nos atenemos a sus resultados, los cuales se dice han sido extraídos de las estadísticas de la ONU, nos daremos cuenta de lo mal que hemos hecho las cosas hasta ahora, pues en lugar de mostrarnos sociedades equilibradas, armónicas, de ciudadanos felices con todas sus necesidades básicas cubiertas, nos muestra un panorama desolador.
Reproduzco aquí algunos de ellos para entender por qué mi afirmación anterior: En esa aldea global de cien personas 80 viven en casas que no cuentan con todos los servicios, 67 viven en zonas rurales y de esos 67 la mitad, o sea 33.5 son analfabetas, 50 sufren de desnutrición, 33 no tienen agua potable, 24 no cuentan con electricidad, sólo 7 de ellas tienen automóvil y 5 de ellas posen el 32% de toda la riqueza de la aldea y están todas ellas ubicadas en Estados Unidos.
De esa forma, tan sencilla podemos apreciar que mientras unos pocos poseen todas las comodidades y cuentan con el dinero que nunca podrán gastar en toda su vida, más de la mitad no puede alimentarse bien y muchos de ellos no pueden siquiera alimentarse, unos cuantos poseen educación mientras la mayoría permanece en la ignorancia, lo cual nos lleva a intuir que unos cuantos deciden sobre los demás e imponen esas decisiones a las mayorías.
Esa es la sociedad que hemos creado los seres humanos, una sociedad llena de desequilibrio, no sólo para nosotros como especie, sino también para todas las especies que cohabitan el planeta con nosotros, pues en esa historia también se encuentran todos los desequilibrios ambientales que hemos causado, tal como extinción de especies, sobre calentamiento global, por sólo poner dos ejemplos.
Debemos reflexionar sobre esto para entender nuestra “humanidad” y poder a través de ese entendimiento dar un giro a la situación, buscar la forma de vivir en armonía con nuestra especie y con las demás especies.
Y para conseguirlo, reflexionemos sobre un reporte muy comentado ya: “state of the village report” o también conocido como la aldea global de cien personas. En el cual, de forma simple y dispuesta para la comprensión de todos, nos muestra como estaría el mundo si fuera una aldea habitada por 100 personas, pues a veces nos resulta difícil la comprensión cuando nos hablan de millones en las estadísticas normales.
Si nos atenemos a sus resultados, los cuales se dice han sido extraídos de las estadísticas de la ONU, nos daremos cuenta de lo mal que hemos hecho las cosas hasta ahora, pues en lugar de mostrarnos sociedades equilibradas, armónicas, de ciudadanos felices con todas sus necesidades básicas cubiertas, nos muestra un panorama desolador.
Reproduzco aquí algunos de ellos para entender por qué mi afirmación anterior: En esa aldea global de cien personas 80 viven en casas que no cuentan con todos los servicios, 67 viven en zonas rurales y de esos 67 la mitad, o sea 33.5 son analfabetas, 50 sufren de desnutrición, 33 no tienen agua potable, 24 no cuentan con electricidad, sólo 7 de ellas tienen automóvil y 5 de ellas posen el 32% de toda la riqueza de la aldea y están todas ellas ubicadas en Estados Unidos.
De esa forma, tan sencilla podemos apreciar que mientras unos pocos poseen todas las comodidades y cuentan con el dinero que nunca podrán gastar en toda su vida, más de la mitad no puede alimentarse bien y muchos de ellos no pueden siquiera alimentarse, unos cuantos poseen educación mientras la mayoría permanece en la ignorancia, lo cual nos lleva a intuir que unos cuantos deciden sobre los demás e imponen esas decisiones a las mayorías.
Esa es la sociedad que hemos creado los seres humanos, una sociedad llena de desequilibrio, no sólo para nosotros como especie, sino también para todas las especies que cohabitan el planeta con nosotros, pues en esa historia también se encuentran todos los desequilibrios ambientales que hemos causado, tal como extinción de especies, sobre calentamiento global, por sólo poner dos ejemplos.
Debemos reflexionar sobre esto para entender nuestra “humanidad” y poder a través de ese entendimiento dar un giro a la situación, buscar la forma de vivir en armonía con nuestra especie y con las demás especies.
jueves, 8 de abril de 2010
¿Por qué Humanómetro?
Nos declaramos seres superiores, los reyes de la creación, los únicos capaces de pensar y sin embargo todo pareciera indicar lo contrario, pues actuamos en contra de eso que declaramos, todo pareciera indicar que con cada momento que pasa nos volvemos más irracionales, menos compasivos, más violentos.
Palabras como amor, compasión, respeto, solidaridad, pierden sentido para dar paso a un individualismo a ultranza donde los demás no importan, donde da lo mismo violentar, matar, dañar a aquel que se interponga entre nuestros deseos y su consecución.
En ese modelo de sociedad que vamos construyendo no existe un ápice de remordimiento y lo exhibimos bajo la mirada indolente de quienes se encuentran observándonos, que en la actualidad, gracias a la tecnología pueden ser millones.
Pareciera además, que esas multitudes que nos observan a través de los medios tecnológicos claman a gritos por la degradación de nuestro género hacia las escalas evolutivas más bajas, pues se alienta la sordidez con nuestro morbo, ergo, mientras más sórdido es el espectáculo, más adeptos tienen en los canales de televisión, las revistas, los diarios y el internet.
Ante este panorama yo, como muchos espero, me pregunto si en verdad podremos considerarnos humanos y si existe algo en nuestra naturaleza que nos redima lo suficiente como para verdaderamente sentirnos los reyes de la creación.
A través de este espacio entonces, me gustaría explorar nuestra naturaleza para descubrir lo que nos hace humanos, sus matices y cuantificación, si tal cosa es posible.
Palabras como amor, compasión, respeto, solidaridad, pierden sentido para dar paso a un individualismo a ultranza donde los demás no importan, donde da lo mismo violentar, matar, dañar a aquel que se interponga entre nuestros deseos y su consecución.
En ese modelo de sociedad que vamos construyendo no existe un ápice de remordimiento y lo exhibimos bajo la mirada indolente de quienes se encuentran observándonos, que en la actualidad, gracias a la tecnología pueden ser millones.
Pareciera además, que esas multitudes que nos observan a través de los medios tecnológicos claman a gritos por la degradación de nuestro género hacia las escalas evolutivas más bajas, pues se alienta la sordidez con nuestro morbo, ergo, mientras más sórdido es el espectáculo, más adeptos tienen en los canales de televisión, las revistas, los diarios y el internet.
Ante este panorama yo, como muchos espero, me pregunto si en verdad podremos considerarnos humanos y si existe algo en nuestra naturaleza que nos redima lo suficiente como para verdaderamente sentirnos los reyes de la creación.
A través de este espacio entonces, me gustaría explorar nuestra naturaleza para descubrir lo que nos hace humanos, sus matices y cuantificación, si tal cosa es posible.
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